“No te sientas esclavo, ni aún esclavo
No te sientas vencido, ni aún vencido”
Nació solo. Desconocido por su padre y aborrecido por su madre, quien al ver su aspecto prefirió la dureza de ser árbol, que acogerlo entre sus brazos. Así vagó el Centauro Quirón, único en el mundo, y dedicó su soledad a la grandeza. Estudió las estrellas, buscando los designios del Cielo. Se abocó a la medicina para remediar los dolores ajenos. Fue arquero y fue artista de sí mismo. Diferente al resto, paria de su especie: libre en su espíritu. Por eso se convirtió en Maestro de Maestros, y en el primer Héroe de la mitología griega. Los dioses y los reyes se acercaban a él para aprender y pedir consuelo. Le dejaban sus hijos para que fueran educados por él y transformados en grandes reyes y guerreros… Y fueron en realidad, sus heridas las que lo convirtieron en el gran sanador.
Así nos sentimos a veces, tan solos por ser diferentes. Es sabido que la sociedad acoge con alegría a los iguales, y discrimina con desconfianza a quienes buscan más allá de las estrellas.
El desprecio, la murmuración, el secreto sufrimiento de aceptarse y crecer interiormente sabiéndose llamados a ser diferentes, nos lleva por el duro camino de la excelencia y de la grandeza de espíritu. No tenemos el consuelo de ser comprendidos o aceptados, admirados o aplaudidos. Más aún: tal vez seamos objeto del escarnio y de vergüenza. ¡Tantos otros lo fueron también! … Jesús, Gandhi, Mandela…, los que lucharon por sus derechos, por la igualdad, para cambiar los sistemas injustos, y quizá terminaron presos, insultados y llevados hasta la muerte.
Esa es la autoridad moral del Hierofante: el arcano número Cinco une la dualidad (el dos) en la perfección de la síntesis (el tres). Puede sanar almas porque fue herido de muerte. Puede guiar porque solo y perdido encontró el camino. Puede comprender porque no fue comprendido. Puede compadecer porque nunca tuvo amor. Él es el verdadero líder espiritual. En el dolor de lo incomprensible y no merecido, somos el Hierofante, y como él, llamados a la plenitud.
Si aprendemos que son nuestras diferencias las que nos hacen únicos y nuestro dolor guerreros, que la injusticia nos hace justos y la soledad nos fortalece, sentimos el llamado a ser Hierofantes.
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nada por que matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz...
Imagina nada de posesiones
me pregunto si puedes
ninguna necesidad de avaricia o ansias
una hermandad de hombres
imagina a toda la gente
compartiendo todo el mundo...
Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te nos unas
y el mundo vivirá como uno.
no es difícil de hacer
nada por que matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz...
Imagina nada de posesiones
me pregunto si puedes
ninguna necesidad de avaricia o ansias
una hermandad de hombres
imagina a toda la gente
compartiendo todo el mundo...
Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te nos unas
y el mundo vivirá como uno.
Ahora imagina este aviso: “SE NECESITAN HIEROFANTES”…
¿Alguna vez te sentiste diferente al resto? ¿Sentiste el desprecio o el desamor por ello? ¿Intentas cambiar el mundo comenzando por ti mismo?