La lectura del Tarot es una
oportunidad para ser sincero con uno mismo, desnudarse frente a la puerta que
da a todas las dimensiones del presente absoluto. Es un momento de
descubrimiento y movimiento, en donde nos encontramos con todo el espectro de
nuestro ser en un momento en que es
posible parar el tiempo: necesitamos detenerlo todo y activarlo todo. Podemos
ver el antes y el después mediante la pincelada que el Universo de nuestra
propia creación, nos permite para el el descubrimiento más íntimo.
En el momento de realizar una lectura de
Tarot, se unen dos energías hacia un fin común. Se ha realizado el
reconocimiento de que se tiene un problema, el consultante está dispuesto a
colocar su conflicto más allá de sí mismo para comprender. Es ese instante se formula la pregunta, y es el sí mismo o el
Yo Superior de la persona que pregunta, el que elige ver las respuestas a lo
que le sucede. El Tarotista solamente traduce desde un lugar imparcial lo que
debe saberse. Se ha producido un hecho sincrónico: en ese instante, bajo estas
determinadas circunstancias, dos almas se unen para visualizar lo que ocurre en
la vida de la persona que pregunta, por qué ocurre y qué se debe aprender de esta situación.
Usado desde esta perspectiva, la
lectura de Tarot es un instrumento que nos clarifica, nos “afina” nos coloca en
el presente exacto y continuo de nuestro aprendizaje de una manera clara que se
dirige desde lo más alto hacia nuestro interior. Es un espejo de nuestra
realidad interior. Nos permite darnos cuenta que en todo lo que nos rodea, en
todos nuestros actos y en los ajenos, hay
un profundo significado espiritual. Podemos entender por qué las cosas son
como son, por qué llegamos hasta este punto y hacia dónde debemos dirigirnos.
Nos quedamos frente al resultado del libre albedrío de nuestro ser más íntimo.
El Tarotista, entonces, no es un “adivino”, no le interesan los hechos
pasados de las personas o lo que les sucede a quienes no están presentes en
este momento: es un guía que ilumina con su candil el camino del consultante y
le muestra en qué lugar se encuentra y las posibles rutas a seguir. Y la
persona que va a la lectura, debe estar consciente de que este es un momento de
claridad indispensable para saber el significado de este momento y de su vida.
Una lectura de Tarot es un
momento de profunda meditación y conexión con nuestro compromiso como seres
completos, es un instante único para estar con nosotros mismos y encontrar las
respuestas que no podemos alcanzar por otros medios. Por esto, el Tarotista debe
tener un compromiso con su propia vida, debe saber desapegarse de sus
prejuicios, ideas personales y ser un guía impecable, sin permitir que el Otro
que tiene frente suyo, se corra de su propio eje, busque la causa de sus
problemas en otros o desconozca que el proceso de crecimiento es sólo posible
con una clara visión de sí mismo.
En el estudio y la lectura del
Tarot se produce un diálogo sincero entre la intención y acción, los verdaderos
sentimientos y las estructuras para
disponernos a tomar en nuestras manos nuestra misión en la existencia mediante
los actos del presente.
El Tarot es una Llave. La puerta se abrirá sólo si estás
dispuesto a conocerte.