EL COLGADO: TIEMPO DE CRISIS
Hay momentos en la vida en los que nada se puede hacer: ante la muerte, una separación, una crisis económica, un vacío creador… la absoluta soledad. Al igual que un náufrago en medio del océano, quedamos a merced de las olas, sin posibilidad de consuelo, sin fe, sin respuestas, sin comprensión de lo que nos sucede. Esa es la imagen del Colgado.
Al Colgado también se lo llama “La disolución de las creencias”, porque ya nada de lo que creíamos de la vida nos sirve. El Colgado o El Ahorcado no encuentra oxígeno en ninguna actividad ni compañía. Le ha llegado el momento de quedarse quieto. Y es la inmovilidad lo que más nos asusta, pues generalmente no estamos acostumbrados a dejarnos fluir. Nos gusta creer que siempre hay algo que podemos hacer para cambiar la realidad. Pero, a veces, quedamos solos en el mundo, con los pies y las manos atados, la cabeza, en la oscuridad, y con la incomodidad de una posición que debemos sostener, sin desearlo.
A pesar de parecer el momento más doloroso de nuestra vida, es el momento de la iluminación, y si aceptamos quedarnos sin movimiento, encontraremos la luz. El verdadero coraje aquí, es la quietud.
Nuestras ansias heroicas y de guerreros de la vida, nos dan una perfecta lección: “La primera acción de un guerrero es no saber. El guerrero debe rendirse ante lo que no tiene y nunca tendrá: el control. Debe aceptar que no puede controlar lo que se desea o lo que ha sucedido. Es en la necesidad del control donde está el sufrimiento.”
Y cuando cedemos el control, llega la paz.
El gran aprendizaje del Colgado es poder ver las cosas desde otro punto de vista. Y repentinamente, las pequeñas cosas que antes no veíamos, adquieren importancia: el sonido del viento, una buena lectura, un abrazo, la visión de una mariposa amando las flores.
El zen nos dice que todo es muy sencillo: una hoja de bambú se inclina bajo el peso de la nieve, más y más. De repente, la carga se desliza y cae, sin que la hoja se haya movido.
¿Podemos alcanzar la quietud interior aún en los peores momentos, sin quedarnos tentados a la desesperación? ¿Podemos aprender que en la soledad, aún nos tenemos a nosotros mismos? ¿Podemos darnos cuenta de que el triunfo verdadero consiste en alcanzar la paz interior? ¿Podemos ver que cuando no queda nada de lo que teníamos, seguramente hay algo mejor que nos espera y que nunca habíamos visto?
En el momento del Colgado, recuerda:
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina, ¡Sé flexible contigo mismo!
Sobre una sana disciplina, ¡Sé flexible contigo mismo!
¡Tú eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas! ¡Tienes derecho a existir! Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso, debes estar en paz con Dios, cualquiera que sea tu idea de Él. Y sean los que sean tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz de tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
el mundo es todavía hermoso.
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