30 oct 2012

Después de los 40: la edad dorada (por María)


LA EDAD DORADA
La sucesión de los años nos preocupa: porque sentimos que perdemos juventud, lozanía, oportunidades… Nos cuestionamos acerca de los objetivos que nos habíamos impuesto y no hemos logrado, o lo que esperábamos de esos objetivos y una vez logrados no los sentimos tan importantes.
En realidad, la llegada a los 40 años es una gran oportunidad. En las escuelas de sabiduría antigua no se permitía el ingreso de ningún discípulo hasta que cumpliera los 40. Sólo a partir de esa edad se los consideraba capaces de realizar un verdadero camino interno.
El número 4 significa la oportunidad de concretar. El 40 nos muestra una concreción más allá de lo material, la oportunidad de completarse, el momento de saber quién soy y qué quiero de la vida. Es por esto que a esta edad suelen sobrevenir acontecimientos muy fuertes, pérdidas o cambios muy importantes. Estos hechos son trascendentales para que nos podamos resolver internamente y alcancemos la estabilidad interna más allá de la externa, más allá de las circunstancias.
Por eso la llegada de los años a partir de esta edad, debería celebrarse como una oportunidad de madurez, de poder realizar los sueños que no pudimos cumplir, poder hacer lo que sentimos sin traicionar a nuestro interior. ¡Qué diferente viviríamos esta nueva etapa si pudiéramos sentir que cada año que pasa es un escalón hacia nuestra libertad interior y nuestro autodescubrimiento! Aquí es tiempo de conseguir nuestra belleza interior, de sacar nuestras arrugas del alma, de bajar todos esos kilos de obligaciones, prejuicios y estructuras internas que fueron necesarias en un momento, y que ya no lo son.
Cuanto más se haya trabajado en uno mismo, más fortaleza tendremos para abordar esta nueva etapa de siembra y podremos mirarnos en el espejo de la vida y darnos cuenta de todo lo que hicimos, de todos los miedos que hemos vencido, de lo valientes y valiosos que somos, y atrevernos a ser jóvenes en nuestro corazón. Podemos empezar a aprender a ser libres.
Es la mejor etapa para comenzar a realizar proyectos que nos lleven a crecer, que nos hagan sentir plenos y felices, que nos ayuden a comprender el mensaje que la Vida tiene para nosotros, para respondernos todas aquellas preguntas que dejamos olvidadas y hoy empiezan a ser tan importantes.
Recuerda que: “No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna”. (Ghandi)

LA LLAVE
Espacio interdisciplinario de autodescubrimiento
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10 oct 2012

Taller "El Mandala de la Flor Infinita"


TALLER TERAPÉUTICO DE MANDALAS DE LA LLAVE

Somos parte de algo más que nosotros mismos. El centro y el todo se repite en nuestra vida en cada respiración, en cada acto, en cada crisis o en cada expansión. Y los problemas o las tensiones surgen cuando la vivencia de este hecho es de división y no de integración.
Nuestra vida se despliega en un gran circuito, en donde cada etapa nos permite el salto a un brazo más alto de la espiral. Tomemos por ejemplo, la aproximación a los cuarenta años nos lleva a la reflexión e integración de todas las partes anteriores de nuestra vida con la necesidad de encontrar un nuevo lugar dentro y fuera de nosotros mismos: por eso, la llegada de esta edad está acompañada de grandes cambios, rupturas, decisiones que deberemos tomar antes o después y que marcarán el rumbo hacia una nueva dimensión de vida.
A estas vivencias, no escapa nuestro cuerpo, siempre cambiante a lo largo de la vida, y que a veces debemos integrar sin notar que es parte integral de nosotros.
Por esto, nuestra vida es un gran mandala. También nuestro año a lo largo de los cambios estacionales, y cada uno de nuestros días, que se inicia en el punto del despertar, se despliega en las horas solares, y se va replegando a nuevas dimensiones en la noche, como una metáfora de nuestra vida toda.
No poder vivir cada uno de los ciclos, desde el gran ciclo hasta el diario, en paz y comprendiéndonos parte de los grandes cambios, es lo que nos lleva a la ansiedad, a la depresión o a la tensión constante del estrés.




ACTIVIDADES EN NUESTRO TALLER TERAPÉUTICO DE MANDALAS

Nuestro Taller no pretende ser un espacio de dibujo, sino un despertar hacia nuestra totalidad para tomar una nueva consciencia a través de una serie de actividades que se vivirán como un mandala y de esta manera comprender el lenguaje del alma.
La creación de mandalas, la vivencia de escuchar nuestro cuerpo y nuestro interior, nos permitirá fluir incorporando el lenguaje inconsciente a la vida diaria, trascendiendo la sensación de dualidad. 
Se trabaja el dibujo como meditación, entendiendo además los sentidos, los sueños, los pensamientos, la naturaleza y nuestra realidad cotidiana, como un mandala.
Intentaremos sentirnos florecer y renacer en todas nuestras dimensiones a través de cada actividad, por lo que hemos nombrado este taller como “El Mandala de la flor infinita”.
HORARIOS DEL TALLER
El Taller se dicta en un total de ocho encuentros de dos horas una vez a la semana. 
“La primera noble verdad establece la característica sobresaliente de la situación humana, que es el sufrimiento y la frustración. Esta frustración tiene su origen en nuestra dificultad para enfrentarnos al hecho básico de la vida: que todo cuanto existe a nuestro alrededor es impermanente y transitorio. Todas las cosas aparecen y se desvanecen, y la idea de que el flujo y el cambio son los rasgos básicos de la naturaleza. El sufrimiento surge cada vez que nos oponemos al flujo de a vida e intentamos aferrarnos a formas fijas. “ Fritjof Capra

10 sept 2012

¿Quién soy? por María


¿Quién soy?
Es, tal vez, la pregunta más difícil de responder. Sin embargo, la respuesta es la que está más a mano. ¿Te atreves a responder esta pregunta?
¿Soy mujer u hombre, heterosexual, homosexual, espiritual, práctico, materialista, alto, gordo, morocho, rubio, rico, pobre, a favor de la libertad, conservador, dogmático, cristiano, judío, ateo…?
¿Y cómo te ven los demás? ¿Qué opinan de ti? ¿Qué hablan a tus espaldas? ¿Cómo te juzgan?¿Cómo te muestras?¿Cuál es tu pasado?¿Qué callas?¿Qué dices?¿Qué opinas en realidad?¿Qué quieres que piensen de ti?¿Qué te respondes cuando te preguntan “quién sos”?
Todo lo que marcaste anteriormente, y todas las respuestas a las preguntas anteriores, todo sumado, es, justamente, lo que no eres. Entonces, ya empiezas a tener una pista…
Sólo tú podrás conocer tu verdad, en la medida que vayan cayendo las respuestas anteriores, y cuánto más te juzguen y te desconozcan, te pregunten y te cuestionen, intenten destruirte o quieran llevarte con ellos y te resistas a todo esto que no tiene sentido, más cerca estás de conocerte tú mismo. Aquí comenzarás a comprender las palabras de Jesús: “conocerás la Verdad, y la verdad te hará libre”. Y llegará un momento en que te cuestionarás si el precio de conocerte es la soledad… y seguramente lo es.
Ahora figúrate que no existen las leyes de los hombres, que nada te frena. Imagínate que no hay recompensa ni castigo por ser quién eres o por hacer lo que quieres.
Vamos más lejos: ¿y si no hay Dios o vidas posteriores para saldar tus deudas o para obtener el premio por tus obras? ¿Si existe sólo el hoy, el aquí y el ahora, y nada más alto te observa o te juzga: quién serías? ¿Cambiarían tus objetivos, tus respuestas al entorno? ¿Podrías hacer lo que te tocara hacer sólo por amor y fidelidad a ti mismo?
Escondida bajo millones de capas que responden los cuestionamientos de tu entorno, y otros tantos que esconden el miedo de ser diferente, estás tú, está tu piedra única. Eres parte de un Todo indisoluble y eres un todo diferente a cada uno de los que te rodean.
Observa que cuanto más te esfuerzas en pulir esa piedra única que eres conociéndote, y cuanta más sinceridad haya hacia tú mismo, más resistencia sentirás a tu alrededor, porque tu fuerza hace que se rompa la ilusión también en tu entorno, y que obligues al resto a unirse a ti en la titánica tarea, o que se separen de ti.
Esta es la semilla del verdadero cambio. Y no te digo sólo del cambio individual que te llevará a la paz y a la completitud: te hablo del cambio que puede mover al Universo.
¿Te parece exagerado? Pequeños hombres, separados en distintas épocas, pudieron hacer cambios que repercutieron por cientos de años. ¿Y si ahora no es uno solo, si somos muchos, si somos cientos o miles… ?
Sin miedo a la incomprensión, sin miedo a la soledad o a la discriminación, sin miedo a lo que piensan los demás, intenta verte a ti mismo. No juzgues a nadie. No pienses al otro según tu pensar. Ve que cuando juzgas haces al otro en tu creencia tan limitado como tú. Busca  en cada uno la piedra perfecta, cree en la chispa divina de cada ser sin intentar aliarte con él, ni opinar sobre él, ni hablar, valorar, menospreciar, confundir nada en él. Frente al otro, sé tú y deja que el otro, simplemente sea. No desconfíes de cada acto de amor o gratitud que te ofrezcan, ni sufras por el desprecio o el odio que te muestren. Todos son máscaras. Y detrás de cada máscara, escondido, a veces olvidado, está Dios que llama.
Tal vez pase por tu lado el maestro, tal vez se te otorgue una y otra vez la posibilidad de ser y hacer aquello que tu Ser siempre ha anhelado… y muy probablemente lo dejes pasar… porque era hombre, o mujer, o tal vez morocho, o rubio, homosexual o heterosexual… ¡qué ceguera la de quien, teniendo ojos, no quiere ver y prefiere que le digan otros ciegos lo que ven! Como en el cuento de los tres ciegos y el elefante, la realidad tal vez pase delante de ti, y te digan que parecía otra cosa.
Si logras callar tus oídos y tus ojos ciegos, tu boca y tu pensar, ahí, a tu lado, muy  cerca de ti, donde nadie se arrima y todos señalan, donde todos juzgan y ninguno se atreve, encuentres tu respuesta.
No temas ser quien eres: ese es quien Dios conoce. No necesitas nada más.
Este es el descubrimiento de El Colgado.

26 jul 2012

El encuentro con La Fuerza: un encuentro con nosotros mismos, por María




Se dio cuenta de que estaba sola. Lo pasado quedó atrás, y en ese instante solo el silencio la acompañaba en el agreste paisaje lleno de hierbas y de piedras, de viento y de quietud. Era todo tan grande, tan imponente, que se sintió muy sola en el encierro de la inmensidad.

Lentamente comenzó a moverse, y ahí, cerca suyo, percibió la respiración de la bestia. Sus miradas se cruzaron, y la piel se le erizó de miedo. Y en la larga incertidumbre de su quietud, empezó a repasar quién era: ante sus ojos pasó su ira, y también su compasión, su debilidad y su fortaleza, su lujuria y su sensibilidad, su creatividad y su limitación. Pero tuvo paciencia consigo misma.
Con el tiempo, y lentamente, siempre seguida de los ojos de la bestia inmóvil, se atrevió a buscar cobijo y alimento, y poco a poco, el lugar agreste, se llenó de flores. Y llegaron las aves y las mariposas, el sol acarició la hierba y los insectos ansiosos de néctar y de calor sobrevolaron la vegetación y su cabello. Supo entonces, que el feroz animal también tenía ansias de ser
domesticado.
Con el paso de los días fue acercándose lentamente y le proveyó alimento. Pudo después acercar su mano temblorosa a su cabeza y entendió que la fiereza que mostraba escondía un corazón ansioso de ser comprendido.  Y cuando entendió que eran de la misma naturaleza, sintió un profundo amor por él.
Fue entonces cuando decidió llevar sus pasos al arroyo que cantaba cercano. Al llegar, sumergió sus manos en el agua cristalina y el espejo del lago le devolvió una imagen sobrecogedora: dorado, salvaje y orgulloso, dócil y hermoso, se reflejaba el rostro del león con su melena acariciada por el viento. Sobrepuesta a la imagen estaba también su rostro pálido, y comprendió que el león y ella eran ahora uno solo.

Se levantó y cubrió a la bestia con las flores que adornaban su cintura, suavemente se acercó a sus oídos y le susurró su canto, y sus manos confiadas tocaron sus fauces. Ella tenía la fuerza del león gracias a su trabajo paciente y sincero, él tenía su docilidad y dulzura gracias a que fue integrado y entendido.
He aquí la verdadera Fuerza: el trabajo paciente de descubrirse, la sabiduría de comprender que no somos sólo esa parte limitada y dura que mostramos a los demás, sino que en nuestro interior vive lo mejor, lo más profundo y lo que nos hace quienes somos. La Fuerza reside en poder transitar en paz los antagonismos y las contradicciones supuestas que conviven en nuestro interior, y al descubrirlas y recrearlas en algo bello, podemos conectarnos con los demás desde la mansedumbre y la apertura. En La Fuerza conviven la perseverancia y la verdad, la unión y la integración sabia de nuestro ser interior, la paz, la alegría y la belleza de la verdad al atrevernos a ser quienes somos.
La experiencia de La Fuerza nos permite recorrer cualquier camino con la convicción de que alguien muy poderoso nos cuida y nos ama permanentemente: ese león inefable, somos nosotros mismos.
Si eres dócil y flexible ante la vida, si no temes verte en tu interior y no juzgas a quienes tienes a tu alrededor, si puedes siempre volver a empezar con optimismo y paciencia, tienes La Fuerza.


15 jul 2012

La lectura de Tarot como camino de autoconocimiento



La lectura del Tarot es una oportunidad para ser sincero con uno mismo, desnudarse frente a la puerta que da a todas las dimensiones del presente absoluto. Es un momento de descubrimiento y movimiento, en donde nos encontramos con todo el espectro de nuestro ser en un momento en  que es posible parar el tiempo: necesitamos detenerlo todo y activarlo todo. Podemos ver el antes y el después mediante la pincelada que el Universo de nuestra propia creación, nos permite para el el descubrimiento más íntimo.
 En el momento de realizar una lectura de Tarot, se unen dos energías hacia un fin común. Se ha realizado el reconocimiento de que se tiene un problema, el consultante está dispuesto a colocar su conflicto más allá de sí mismo para comprender. Es ese instante  se formula la pregunta, y es el sí mismo o el Yo Superior de la persona que pregunta, el que elige ver las respuestas a lo que le sucede. El Tarotista solamente traduce desde un lugar imparcial lo que debe saberse. Se ha producido un hecho sincrónico: en ese instante, bajo estas determinadas circunstancias, dos almas se unen para visualizar lo que ocurre en la vida de la persona que pregunta, por qué ocurre y qué se debe aprender de esta situación.
Usado desde esta perspectiva, la lectura de Tarot es un instrumento que nos clarifica, nos “afina” nos coloca en el presente exacto y continuo de nuestro aprendizaje de una manera clara que se dirige desde lo más alto hacia nuestro interior. Es un espejo de nuestra realidad interior. Nos permite darnos cuenta que en todo lo que nos rodea, en todos nuestros actos y en los ajenos, hay un profundo significado espiritual. Podemos entender por qué las cosas son como son, por qué llegamos hasta este punto y hacia dónde debemos dirigirnos. Nos quedamos frente al resultado del libre albedrío de nuestro ser más íntimo.  
El Tarotista, entonces,  no es un “adivino”, no le interesan los hechos pasados de las personas o lo que les sucede a quienes no están presentes en este momento: es un guía que ilumina con su candil el camino del consultante y le muestra en qué lugar se encuentra y las posibles rutas a seguir. Y la persona que va a la lectura, debe estar consciente de que este es un momento de claridad indispensable para saber el significado de este momento y de su vida.
Una lectura de Tarot es un momento de profunda meditación y conexión con nuestro compromiso como seres completos, es un instante único para estar con nosotros mismos y encontrar las respuestas que no podemos alcanzar por otros medios. Por esto, el Tarotista debe tener un compromiso con su propia vida, debe saber desapegarse de sus prejuicios, ideas personales y ser un guía impecable, sin permitir que el Otro que tiene frente suyo, se corra de su propio eje, busque la causa de sus problemas en otros o desconozca que el proceso de crecimiento es sólo posible con una clara visión de sí mismo.
En el estudio y la lectura del Tarot se produce un diálogo sincero entre la intención y acción, los verdaderos sentimientos y las estructuras  para disponernos a tomar en nuestras manos nuestra misión en la existencia mediante los actos del presente.
El Tarot es una Llave. La puerta se abrirá sólo si estás dispuesto a conocerte.

1 jul 2012


TREINTA COSAS SIMPLES PARA MEJORAR TU MUNDO Y LAS RELACIONES DESDE NUESTRO PEQUEÑO LUGAR… TE ATREVES A HACERLO?
Por María



1-      Tus compañeros de vida están a tu lado por razones más importantes de lo que puedes saber. Aprende de ellos, y si eligen separarse en algún momento, agradéceles todo y déjalos hacer su camino
2-      Los libros son energía: compártelos siempre y deja que circulen con libertad
3-      No desesperes: nunca se pierde lo que es de uno. Si se perdió, no lo era
4-      Si algo desagradable pasó este día, seguramente te has librado de algo peor. Piénsalo
5-      Escucha a los demás con verdadero interés, pero no escuches críticas o comentarios sobre los demás. Y nunca los compartas: quémalos y aléjalos de ti como si fueran un tóxico peligroso.
6-      Mira a los ojos a las personas y cúbrelas de luz
7-      Cuando entres a un lugar, saluda desde tu corazón al Cristo interno de cada persona que se dirija a ti
8-      Canta en voz alta, canta siempre que puedas, bendice y agradece al sol y también a la lluvia
9-      Disfruta cada estación del año sabiendo que tu vida también florece, crece y  descansa en la espera y la siembra de lo que vendrá
10-   Ama y respeta a tus mascotas: son guías amorosos que te protegen en tu camino y sabes que darían la vida por ti sin dudarlo
11-   No temas decir “no”, tienes todo el derecho, pero dilo desde a calma y la decisión más profunda.
12-   Reconoce tus errores con humildad: esto hará que te ganes el respeto de quienes de verdad te aprecian
13-   Comprende los errores y esperanzas de los demás aunque te parezcan absurdos: cada quien debe hacer el camino a su manera
14-   Si alguien te hace daño, simplemente bendícelo en tu interior porque algo te está enseñando la vida, y déjalo ir.
15-   No gastes más de lo necesario, pero tómate la libertad de darte un gusto personal y regalártelo por ser tan especial
16-   Observa la fuerza y la determinación que has tenido para llegar a donde lo has hecho, sin poner energía en los errores cometidos o las supuestas “injusticias” que has recibido: admírate y sigue adelante
17-   No olvides que tu cuerpo es tu compañero de vida: cuídalo, ámalo, escúchalo. Es el más sabio consejero
18-   Si la emoción te invade, respira y date cuenta de que en ese momento no puedes pensar con claridad
19-   Usa con mucho cuidado la palabra “Amor”. Es una energía poderosa, y nunca puede estar mezclada con los celos, la hipocresía, la ira, la violencia, la falta de respeto ni la falta de libertad personal.
20-   Ten en cuenta que el silencio es más poderoso y coherente que las palabras vacías. Si vas a hablar, que tus palabras sean luminosas. Entonces no hables demasiado y guarda con integridad los secretos que te hayan confiado
21-   Aprende a perder para aprender a desapegarte
22-   Sé sincero contigo mismo… siempre
23-   Nunca actúes contra tu intuición
24-   Celebra y respeta a las mujeres: guardan el conocimiento y la verdad. Agradece y respeta a los hombres: guardan el vigor y la energía. Hombres y mujeres son el perfecto complemento que hacen el Todo, que hacen a Dios. Nunca generalices sobre ellos, busca lo mejor de cada uno y guárdalo en tu corazón. Eres parte de cada uno de ellos. Femenino y masculino son Uno.
25-   Encuentra lo mejor de las personas que te rodean y díselos. Es muy fácil ver los defectos en los demás, pero no conoces su sufrimiento. Busca las virtudes y resáltalas. Tú también tienes defectos y sabes que es muy difícil vivir con ellos.
26-   No mientas. Menos en las cosas que involucran el afecto. Te estás mintiendo a ti mismo.
27-   Aprende a estar solo, porque cuando aprendes a estar contigo mismo, puedes estar con los demás.
28-   Ten siempre flores frescas en tu casa para que te recuerden lo que significa dar sin esperar nada a cambio.
29-   Lo que pasó, olvídalo. Igual que limpias y ordenas una habitación y tiras lo viejo, acostumbra a tu mente a estar siempre limpia en el presente.
30-   Sé feliz: a eso has venido a la Tierra. No tienes excusas. Por más difícil que sea tu momento, tómate un minuto para ser feliz. La felicidad y el agradecimiento son la luz que equilibra el Amor Universal
¡Namasté!
¿Me acompañas a que lo hagamos desde hoy? Imagina los resultados si todos lo hicieran…

2 jun 2012


La Parábola del Hijo Pródigo:
El descubrimiento de quienes somos y la plenitud encontrada en la experiencia
Por María
                                                               
Posiblemente los peores errores de nuestra vida, son los que no cometemos


“Me levantaré, iré y le diré: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti, y no merezco ser llamado hijo tuyo”. Ese es el momento del milagro. En ese mismo instante, se quebró lo viejo y emergió el verdadero ser: “me levantaré”…
Para algunos, la parábola del hijo pródigo es desconcertante. El hijo rebelde, aventurero, derrochador, licencioso termina siendo premiado y celebrado por su regreso a casa, y el hijo servicial, trabajador, obediente siente que no tiene premio alguno.
Cuando tenemos estrechez de espíritu, la narración nos deja con mal sabor en la boca… Nos sentimos siendo ese “hijo bueno” de la vida que no obtiene los beneficios merecidos. Nos preguntamos de qué sirve llevar una vida rigurosa, si el premio lo obtienen los demás. Es que la respuesta, justamente, no está en el rigor. Tampoco en la ignorancia. No puedo comprender o juzgar a otro si yo no me he probado a mí mismo.
Mantener una vida sin tacha, es un valor indiscutible. Pero aquel que se ha quebrado en mil pedazos y se ha permitido rehacerse nuevo, con la sabiduría y la humildad necesarias, ha realizado un trabajo mucho más arduo y más profundo. Dijo Jung: “a veces hay que hacer algo imperdonable para seguir viviendo”.
El sentir que tenemos frente a esta parábola, también nos llama a reflexionar sobre la percepción y la vivencia que tenemos de Dios. ¿Es Dios esa figura paternal que juzga intransigentemente y que no permite la experiencia del ser? Tal vez ese Dios se parezca más a cómo somos como personas con nuestras limitaciones y defectos, que al Dios del Amor Infinito.

Cada quien va eligiendo su camino a medida que avanza. Quien no camina, quien no se arriesga, quien no se cansa o se ensucia con el polvo del camino, se quema con el sol o tirita con el frío, y en cambio, se queda bien abrigado en su pequeño rinconcito, no llega a ver desde las cimas más altas de la consciencia. Y, quienes nunca se atrevieron a cambiar observan desde ese pequeño rincón, o juzgan a quienes, polvorientos, pasan por el sendero, es un acto de soberbia y de desconocimiento. Hay que tener más valor para perderse y encontrar el camino de regreso, que para nunca irse del hogar.
El hijo pródigo finalmente vuelve… ¿pero vuelve al mismo lugar en estuvo?
He aquí una gran enseñanza dentro de la enseñanza: el lugar espiritual a donde vuelve es totalmente diferente. Su hogar ha cambiado porque él ha cambiado. Por eso cambia su estatus. Porque ya no es el mismo, ha crecido, ha cambiado, ha aprendido, y su último gesto de humildad es el que nos muestra que ahora su lugar y su espacio en él, es diferente.
De esta manera, su padre – nuestro Padre- lo festeja, lo inviste con “ropa nueva” y le regala “un anillo”. Quien fue el joven hijo, ahora es el Hombre Completo. Y como tal, con su nueva investidura, toma una nueva “alianza” con su vida. Aprendió a ser dueño de sus actos mediante el error y el dolor, y sabe que puede decidir, y aún equivocarse para poder rectificarse y conocerse a sí mismo.
En cambio su hermano, con el que a veces nos identificamos como “hijos fieles”, se quedó en el estadio de la inmadurez. Es verdad, nunca se alejó: pero tampoco creció o cambió en nada. En realidad siempre estuvo lejos de su verdadero ser. Por miedo o comodidad, se quedó con lo viejo, mientras su hermano, que se alejó del camino, hizo un propio camino de crecimiento, y hoy, está lejos, está a mayor altura. Aún bajo el mismo Padre, uno creció, se transformó y se hizo dueño de su propia vida; el otro simplemente se apegó a lo viejo, por eso no obtuvo nada nuevo, no obtuvo su “premio”.
Dos caminos diferentes: pero en ambos el objetivo debe ser el crecimiento y el cambio. Para eso estamos en la vida. Ni aún quedándonos como hijos fieles, podemos dejar de crecer y cambiar. Debemos ver y vernos. Y si hemos elegido el camino de andar por nosotros mismos, con nuestros propios pies y decisiones, nunca dejamos de ser Hijos amados. El Padre está a la espera y sea el que sea el camino que elegimos, si lo hacemos con la humildad suficiente para ver nuestros errores y transformarlos en virtudes, estamos en el verdadero hogar interior: estamos con el Padre verdadero porque estamos en el centro de nuestro ser.
Entonces … ¿Te atreves a ir por el camino de ser tú mismo?